Érase una vez una noche de Halloween, en la tierra de Mamá Ganso, las cosas eran un poco diferentes que en el mundo ordinario. Mamá Ganso, conocida por su largo vestido estampado y su alto y puntiagudo sombrero negro, era quien gobernaba este lugar mágico. Vivía aquí con ocho niños especiales, que eran igual de fascinantes.
Dejad que os las presente. Eran cuatro niñas: Bo Peep, Marjorie Daw, Nancy Endicott y Miss Muffet. Siempre iban vestidas con bonitos vestidos estampados, delantales blancos y sombreros de paja, y parecían muñequitas. Luego había cuatro niños: Boy Blue, Humpty Dumpty, Tommy Tucker y el Bribón de Corazones. Boy Blue vestía siempre un traje azul, Humpty Dumpty, un niño regordete, llevaba un traje color canela y una corbata roja. Tommy Tucker vestía un traje de juego corriente, y el Bribón de Corazones llevaba un traje decorado con muchos corazones de papel.
En esta noche especial de Halloween, la Mamá Ganso reunió a todos sus hijos. Las niñas se colocaron a su derecha y los niños a su izquierda.

—Mis queridos niños —empezó diciendo—, Halloween es una época alegre en nuestra tierra. Brujas, elfos y duendes nos visitan igual que visitan otras tierras. Pero esta noche, quiero que compartan algunos de sus propios cuentos de Halloween.
Bo Peep, una niña normalmente callada, dijo con una risita:
—Cuando Halloween llega a nuestra tierra, no cuido de mis ovejas. En vez de eso, busco a los duendes escurridizos que aparecen por todas partes.
Boy Blue, que siempre estaba tramando algo, admitió:
—No me atrevo a dormir en la noche de Halloween. ¿Y si un gato negro me despertara bruscamente? No, sincera y honestamente, permanezco despierto y completo mis tareas.
Marjorie Daw, que normalmente se movía con lentitud, sorprendió a todos diciendo:
—Puede que sea lenta, pero cuando vi a un gran fantasma blanco que me perseguía por el césped, salí corriendo a una velocidad extraordinaria.
Humpty Dumpty, siempre bromista, se rio:
—Me lo paso muy bien en Halloween. Hago muchos trucos tontos que me mantienen riendo todo el año.
Mamá Ganso asintió:
—Ya ven, mis hijos se divierten de verdad en esta época. Les encanta la gloria de octubre y siempre tienen una historia que contar.
Tommy Tucker, conocido por sus canciones, cantó:
—Me encanta cantar durante el desayuno, la merienda y la cena. Y cuando llega Halloween, sé muchas cosas divertidas que hacer.
La pequeña Nancy Endicott, siempre diligente, dijo:
—Trabajo duro durante Halloween, iluminando la cara graciosa de cada Linterna de Calabaza. No cambiaría mi lugar ni por el trono de una reina.
Y luego estaba el pequeño Bribón de Corazones:
—La temporada de Halloween es mi favorita —dijo con una sonrisa—, porque nada me gusta tanto como un trozo de rica tarta de calabaza.
La Srta. Muffet, que normalmente temía a las arañas y las avispas, dijo valientemente:
—Ahora no me asustan ni las arañas ni las avispas, pero sí me intrigan los gatos negros y los búhos. Es fascinante ver duendes y elfos revoloteando por todas partes y brujas navegando en las alturas.
Por último, Mamá Ganso concluyó:
—Mis hijos son muy parecidos a todos ustedes. Disfrutan con las mismas cosas, juegan a los mismos juegos. Así que cuando piensen en nosotros, piensen en gente feliz, disfrutando de la vida, como ustedes.
Y así, en la tierra de Mamá Ganso, pasaron su Halloween, lleno de risas, historias y delicioso pastel de calabaza, esperando que llegara el próximo Halloween con más emocionantes aventuras.