En la inquietante oscuridad de la noche, la Bruja, vestida con su atuendo típico, estaba sentada sola. De repente, una figura envuelta en un manto negro y portando una pancarta con la palabra “Miedo” impresa en ella se adelantó, su voz resonando inquietantemente en la quietud.
—Jajaja, es muy extraño, que no me reconozcas aquí; viajo contigo todos los años —entonó—. ¡Vieja Bruja, me presento: yo, soy MIEDO! —terminó, con su voz en un susurro escalofriante.
Su presencia pareció inquietar a la Bruja.
—Halloween se acerca, nunca me sentí tan rara; ahora aparecen formas extrañas y fantasmas, ¡atención! ¿Qué ruidos oigo? —murmuró para sus adentros.
De repente, una ráfaga de viento azotó la zona, trayendo consigo una voz que proclamaba:
—FUUUU-FUUU-FUUU, soplo y soplo, soy el bullicioso Viento que conoces. Jaja, te asustaré sin duda, ¿dónde está la Bruja? Sal, sal. Jaja, nunca me equivoco, ¡debemos quemarte en la hoguera!
La Bruja, asustada, llamó a sus fieles compañeros. Primero fue el Búho, con una máscara de búho y una capa gris, seguido del Gato, con una máscara de gato y una capa negra. Le prometieron lealtad y protección, y el Búho ululó:
—Uhu-uhuuu-huu, nos quedaremos a tu lado, fieles mascotas probadas y verdaderas —y el Gato pronunció una rima sobre una vieja bruja que se fue volando y nunca regresó.
Mientras sus historias resonaban en la oscuridad, una figura envuelta en una gabardina y llevando un gorro se adelantó. Lluvia golpeó el cristal de la ventana, un duende disfrazado. El Búho adoptó el cántico de Lluvia y juró permanecer vigilante.

Entonces, a través de las oscuras nubes, apareció la Luna. Vestida con un traje amarillo, con cara de luna, recitó historias de las muchas visiones que había visto, despertando más miedo en el corazón de la Bruja.
Asustada, Miedo bailaba de un lado a otro, agitando amenazadoramente su varita. La Bruja se inquietó aún más cuando llegaron cuatro chicos, cada uno con una escoba. Gritaban y barrían, y sus rimas amenazaban a la Bruja. La aterrorizaron tanto que la hicieron gritar.
La escena se vio interrumpida por la entrada de Linterna de Calabaza que, aunque parecía aterrador, añadía un elemento cómico a la noche, por lo demás escalofriante. Los demás observaron sus grandes ojos y su nariz, pero era su boca la que debía asustarlos a todos.
Justo cuando el Miedo parecía estar ganando la noche, entró una figura vestida de forma brillante y portando una pancarta con la palabra “Coraje” impresa en ella. Coraje bailó y rio, disipando el miedo y añadiendo una sensación de calidez y alegría a la antes siniestra noche.
Finalmente, cuando la oscuridad se disipó y las luces de la mañana comenzaron a brillar, la Bruja confesó su temeroso sueño al Gato y al Búho. El Gato, en tono burlón, pidió a la Bruja que le enseñara a soñar. La Bruja juró ser más amable y no asustar más a la gente, aunque sus compañeros dudaron de su sinceridad.
Cuando la Bruja y sus compañeros celebraron el final de Halloween, ellas, junto con todos los demás personajes, se reunieron para cantar una canción. Advirtieron de los peligros de Halloween, aconsejaron a todo el mundo que fuera educado y precavido, y finalmente desearon a todos una buena noche.