El caballo, el cazador y el ciervo

Resumen

Este relato trata sobre cómo el caballo, en su deseo de vengarse del ciervo, solicita ayuda a un cazador. El cazador accede, pero con la condición de que el caballo permita que le coloquen un freno y una silla para ser controlado y montado durante la persecución. El caballo acepta estas condiciones, asegurando su victoria sobre el ciervo con la ayuda del cazador. Sin embargo, una vez logrado su objetivo, el caballo se enfrenta a una nueva realidad: el cazador decide no liberar al caballo y mantenerlo bajo control permanente. La historia es una reflexión sobre los riesgos de buscar venganza con la ayuda de otros y cómo, al ceder control, uno puede terminar siendo dominado por las mismas condiciones que aceptó.

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Había surgido una disputa entre el caballo y el ciervo, por lo que el caballo acudió a un cazador por ayuda para vengarse del ciervo. El cazador estuvo de acuerdo, pero le dijo: «Si deseas conquistar al ciervo, debes permitirme colocar este trozo de hierro entre tus mandíbulas, para que pueda guiarte con estas riendas, y permitir que esta silla se coloque sobre tu espalda para que pueda mantenerme firme sobre ti mientras perseguimos al enemigo». El caballo estuvo de acuerdo con las condiciones, y el cazador pronto lo ensilló y le puso las bridas. Luego, con la ayuda del cazador, el caballo venció rápido al ciervo, y le dijo al cazador: “Ahora, bájate y quita esas cosas de mi boca y espalda”.

«No tan rápido, amigo,» dijo el cazador. “Ahora te tengo bajo bocado y espuela, y prefiero mantenerte de esta manera”.